Cuantas veces habré escuchado: yo también tuve que trabajar
para proyectos inmobiliarios… como si eso fuera una decepción en la carrera de
un buen arquitecto.
Yo me siento y pienso, ¿cuál es el problema con eso? Nuestro
trabajo, y digo nuestro porque pretendo que un futuro a corto plazo sea mi profesión
también, ¿no es diseñar para aprovechar y dar lo mejor de un terreno? ¿Nosotros
no debemos evitar que un edificio o vivienda a pesar de pretender lo máximo de
lo mÃnimo, sea un total desperdicio? ¿Un espacio donde no se pueda vivir?
Algunos docentes que he tenido a lo largo de estos años de
estudiante, creen que por escuchar al cliente con algunas de sus propuestas
locas o por querer sacar provecho al máximo de un terreno solo para conseguir
más dinero por parte de los inversionistas es algo que un arquitecto no debe
hacer… y si lo hace que sea solo por la subsistencia… Pero, ¿por qué? Considero
que ser arquitecto es más que eso, es
encontrar las oportunidades dentro de lo que nos piden de crear algo mejor, de
lograr llevar nuestro talento a cosas que uno podrÃa creer imposibles en una
primer mirada. Necesitamos pensar en la gente que va a habitar estos espacios y
no solo en el dueño o inversor principal que solo busca conseguir más dinero.
¿No merecen esas
personas tener un lugar que responda a sus necesidades también?
DeberÃamos tomarnos el tiempo de pensar un poco más en las
cosas que se le dicen a las nuevas generaciones. Más en una sociedad como la
actual que creen que cualquier cosa, negativa, aunque sea en el más mÃnimo grado,
estigmatiza al alumno. No inculquen la necesidad de uno en el pensamiento de
otro…